Mientras se habla de big data, data science y términos relacionados con la analítica de datos, las compañías de seguros más grandes ya han comenzado a tomar posición, como previamente han hecho los bancos en este sentido.

Las aseguradoras acumulan una cantidad de información sobre sus clientes, que bien recopilada y estructurada, puede ayudar a fidelizarlos y ofrecerles una confianza cada vez mayor. Estudios recientes como el de PriceWaterHouse de 2014 en EEUU, nos permite abrir nuevos caminos hacia un futuro más esperanzador para las compañías, aunque ello hará que tengan que cambiar muchos aspectos, tanto en la organización interna, como a la hora de generar productos atractivos para un público que cada vez dispone de más información a su alcance.

Uno de los ejemplos sobre los que incide este estudio hace referencia a los seguros de vida. El aumento de la esperanza de vida y los cambios más saludables de la población en los últimos años, así como en las mejoras de los riesgos laborales, etc han hecho descender la mortalidad. ¿Qué puede hacer una compañía de seguros? Conseguir las herramientas necesarias para establecer un vínculo con los clientes a través de los cuales, no sólo pueda fomentar en ellos unos hábitos saludables, sino que al mismo tiempo les muestre con datos, cómo podría reducirse, por ejemplo, con una hora de ejercicio diaria, las probabilidades de requerir atención médica, y, por ende, establecer unos patrones individualizados a la hora de ofrecer paquetes de seguros. Es decir, las aseguradoras del mañana deben ofrecer mucho más que un seguro.

Evidentemente, no son cosas que una compañía pueda acometer en un corto espacio de tiempo, pero en lo que sí coinciden la mayoría de consultores es en que esta revisión es necesaria para la supervivencia del sector. Por otro lado, cada vez se requiere más de una previsión científica que permita preveer los cambios de tendencias, de hábitos, sociales, etc., de forma que las compañías puedan modelar sus productos a una sociedad en continuo cambio, lo que incluiría reducir los tiempos de contratación de dichos paquetes, su dinamización y cambio, adaptándose a las necesidades del cliente y del momento, así como la facilidad a la hora de gestionar estos cambios con herramientas digitales más ágiles y rápidas.